En un entorno marcado por la volatilidad y las señales mixtas del mercado, Ethereum vuelve a ocupar el centro de las proyecciones más ambiciosas del ecosistema cripto. Según Tom Lee, cofundador de Fundstrat, y Arthur Hayes, fundador de BitMEX, el precio de ETH podría escalar hasta los 10.000 dólares en el mediano plazo.
Durante su participación en el podcast Bankless, Lee argumentó que la criptomoneda “lleva cuatro años consolidándose y acaba de romper su rango de cotización”. A su juicio, el reciente repunte de Ethereum no responde a una burbuja especulativa, sino a una nueva etapa de descubrimiento de precios, en línea con los ciclos históricos del activo.
Por su parte, Hayes comparó a Ethereum con gigantes tecnológicos como Nvidia o Amazon Web Services (AWS). En su visión, la red actúa como una infraestructura descentralizada que comercializa “espacio en bloques”, un recurso esencial para aplicaciones de inteligencia artificial, finanzas descentralizadas y servicios digitales de confianza. Desde esa óptica, Ethereum se perfila como el motor tecnológico de la próxima revolución digital.
No obstante, el panorama actual es más cauto. Con ETH fluctuando entre 4.000 y 4.100 dólares, el objetivo de los 10.000 parece aún lejano. Los analistas técnicos identifican un soporte en 3.800 dólares y una resistencia en 4.550, reflejo de la indecisión del mercado. Para el analista independiente Michaël van de Poppe, solo una estructura alcista sólida podría reactivar el impulso hacia nuevos máximos.
Desde el punto de vista fundamental, Ethereum mantiene una posición de liderazgo. Concentra el 54% de la tokenización de stablecoins, con un valor estimado en 247.000 millones de dólares, y podría captar hasta 30.000 millones en flujos de ETF antes de mediados de 2025. Además, las próximas actualizaciones —Pectra y Fusaka— buscan mejorar la escalabilidad, reducir tarifas y sostener un rendimiento de staking de entre el 4% y el 5%, reforzando así su atractivo tanto para inversores institucionales como minoristas.
Entre la confianza de sus defensores y la prudencia del mercado, Ethereum atraviesa una etapa decisiva: demostrar si su valor se sustenta en la adopción real o en la fuerza de su narrativa. Si las predicciones de Lee y Hayes se cumplen, el ecosistema podría vivir un momento histórico; de lo contrario, la red deberá seguir probando que su promesa va más allá de las expectativas.