Ethereum recuperó impulso este miércoles al ubicarse nuevamente por encima de los $3.000, luego de un avance cercano al 7% en las últimas 24 horas. El movimiento interrumpió varios días de lateralidad y coincidió con un entorno de mayor optimismo en el mercado de activos digitales, así como con la esperada activación de Fusaka, una de las actualizaciones más relevantes del año para la red.

El repunte de la moneda digital se dio en un contexto de mejoras generalizadas. Según datos de mercado, la capitalización total del ecosistema registró una suba diaria de casi 7%, impulsada principalmente por bitcoin, que volvió a superar los $93.000. Este avance reforzó el tono positivo entre inversionistas y se reflejó también en otros activos digitales alternativos: XRP subió alrededor de 5%, BNB avanzó 5,5% y Solana registró un incremento cercano al 8%.

Fusaka entra en escena

La actualización Fusaka quedó programada para activarse a las 21:49 UTC en la red principal de Ethereum. Se trata del segundo gran avance técnico del año y tiene como eje la incorporación de PeerDAS, un mecanismo orientado a ampliar la disponibilidad de datos y reducir los costos operativos de la mayoría de los rollups. Entre los cambios más relevantes se incluyen tarifas más bajas en blobs, mayor capacidad de procesamiento y modificaciones en parámetros asociados al costo de ejecución.

Fusaka combina dos módulos —Osaka y Fulu— con el objetivo de optimizar el rendimiento general del protocolo y mejorar la experiencia tanto de desarrolladores como de usuarios. De acuerdo con lo señalado por la comunidad técnica, esta actualización busca potenciar la escalabilidad y reforzar la seguridad, preparando a Ethereum para sostener un mayor volumen de actividad en el largo plazo.

Proyecciones: ¿hacia los $3.500?

Tras el avance, ETH se ubicó en torno a los $3.050, un nivel que reactivó el análisis técnico entre especialistas consultados por el mercado. Uno de ellos identificó en el gráfico diario la formación de un falling wedge, figura que históricamente ha anticipado posibles cambios de tendencia. Si se confirma un quiebre alcista, el precio podría dirigirse hacia la zona de los $5.000.

En el corto plazo, el desafío principal será sostener la tracción por encima de los $3.250. Un avance consistente desde ese nivel podría habilitar un recorrido hacia los $3.500, mientras que un rechazo en la resistencia volvería a dejar a la cotización expuesta a una corrección hacia los $3.000.

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